No se si os he comentado alguna vez que me encantan las antigüedades y que me vuelvo loca en los mercadillos y tiendas de segunda mano… bueno, pues así es.
Me resulta atractivo el hecho de que en otro tiempo esos artículos hayan pertenecido a otras personas y que por capricho del destino hayan acabado en mis manos.
Este sombrero es mi última adquisición, y lo único que se de el es que viene de Paris porque lo pone en su etiqueta… su historia ya queda libre a mi imaginación
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